La vida es muy simple, no la compliques

La preocupaciones de los filósofo griegos clásicos eran muy parecidas, al igual que que las soluciones que proponían: lo importante para ello era como vivir mejor, pero a la vez pensaban que la vida estaba llena de pasiones que nos arrastraban, deseos que se alejan de la sencillas necesidades que tenemos.

Saber vivir implica disfrutar de pequeños placeres y estos no son mas que aquellos que satisfacen nuestras necesidades naturales pero nos empeñamos en complicarlo: el verdadero placer cuando estamos sedientos es beber un vaso de agua fresca, pero queremos que sea de determinado manantial, puesto en un vaso de cristal, de determinada forma, cuando tenemos sueño, solo queremos dormir, no una sabana de hilo o determinado colchón. Esta actitud hace que no disfrutemos lo bueno de la vida.

Convertimos la vida en una carrera de obstáculos, nunca estamos satisfechos y debemos aprender a disfrutar de lo que se nos ofrece. Pero no todos los placeres se relacionan con las necesidades básicas.Además de formar parte de la naturaleza, nos diferencian otros placeres, relacionados con nuestra capacidad de pensar y razonar: el placer de comprender como funciona el mundo y la naturaleza, siempre que no se convierta en obsesión ,el placer de una buena amistad.

El placer de la vida esta al alcance de todos

Junto al disfrute de los pequeños placeres debemos de aceptar que hay enfermedades y terremotos que no podemos evitar, conviene hacerles frente alejando lo miedos y tomando una actitud de superación: la vida no espera, hay que vivirla hasta el final, y ser los protagonistas , no los espectadores.

Diogenes

Diogenes se empeñaba a vivir como animal, no quería dinero y vivía en un barril, comia lo que le daban o se encontraba en lo desperdicio en el campo, solo bebía agua del río, se vestía de harapos, y hacía sus necesidades en publico por eso le llamaban el cínico. Para el , la sociedad nos crea falsas necesidades, que nos hacen vivir agobiados y frustrados por no conseguir lo que otros logran y para ser feliz solo hace falta comportarse según manda la naturaleza.

En cierta ocasión Alejandro el Magno se acercó al barril para conocerle, pues había escuchado mucho de el, y sentía gran curiosidad por esa persona a la que la habían definido como un Sócrates un poco loco.

Al verlo, le dijo que podía hacer cualquier cosa por el. Nuestro filósofo, ante la insistencia del conquistador le dijo:

"Si hay algo que puedes hacer por mi: te puedes quitar de aquí que me estas tapando el sol y lo estaba tomando cuando llegaste"

EL gran Alejandro se fue de ahí con mezcla de admiración y de enfado.